Sostiene Francisco

por Atilio A. Boron

Talal Nayer

Talal Nayer

Después del discurso de Francisco ante el Encuentro de Movimientos Sociales no tardaron en surgir voces advirtiendo que sus palabras no debían tomarse en serio habida cuenta de la larga historia de la Iglesia como guardiana del orden capitalista y responsable de incontables crímenes. Se imponía la incredulidad e, inclusive, una vigilancia militante para evitar que el mensaje papal frustrase el ansiado desarrollo de la conciencia crítica de los pueblos oprimidos.

Discrepo de esas opiniones. Es más: creo que éste no es un tema que debería preocuparnos. Desde el punto de vista de la construcción de un bloque histórico anticapitalista – aunque no desde la abstracción de un juicio ético – el hecho de que Francisco crea o no en su propio discurso es irrelevante y no tiene sentido discutir aquí. Lo que sí interesa es que esas palabras fueron vertidas en una importante reunión de líderes y dirigentes sociales latinoamericanos y que alcanzaron de inmediato una impresionante resonancia mundial.

Que el Papa diga que el capitalismo es un sistema agotado, que ya no se lo aguanta más, que el ajuste siempre se hace a costa de los pobres, que no existe tal cosa como el derrame de la riqueza de la copa de los ricos, que destruye la casa común y condena a la Madre Tierra, que los monopolios son una desgracia, que el capital y el dinero son “el estiércol del demonio”, que se debe velar por el futuro de la Patria Grande y estar en guardia ante las viejas y nuevas formas de colonialismo, entre tantas otras afirmaciones, tiene efectos políticos objetivamente de izquierda que son de una importancia extraordinaria.

Claro, todo esto ya lo habían dicho Fidel, el Che, Camilo, Evo, Correa, Chávez y tantos otros en la teología de la liberación y el pensamiento crítico de Nuestra América. Pero sus juicios eran siempre puestos bajo sospecha y toda la industria cultural del capitalismo se abalanzaba sobre ellos para burlarse de sus certidumbres, descalificándolas como productos de un anacrónico radicalismo decimonónico.

Los tecnócratas al servicio del capital y los “biempensantes” posmodernos decían que aquellos nostálgicos no comprendían que los tiempos del Manifiesto Comunista habían pasado, que la revolución era una peligrosa ilusión sin porvenir, y que el capitalismo había triunfado inapelablemente. Pero ahora resulta que quien lo cuestiona radicalmente, con un lenguaje llano y rotundo, es Francisco y entonces ese discurso adquiere una súbita e inédita legitimidad, y su impacto sobre la conciencia popular es incomparablemente mayor. Con sus palabras se abrió, por primera vez en mucho tiempo, un espacio enorme para avanzar en la construcción de un discurso anticapitalista con arraigo de masas, algo que hasta ahora había sido una empresa destinada a ser neutralizada por la ideología dominante que difundía la creencia de que el capitalismo era la única forma sensata – ¡y posible! – de organización económica y social. Ya no más.

El histórico discurso de Francisco en Bolivia instaló en el imaginario público la idea de que el capitalismo es un sistema inhumano, injusto, predatorio, que debe ser superado mediante un cambio estructural y que, por eso, no hay que temerle a la palabra revolución. Dejemos que filósofos, teólogos y psicólogos se entretengan en discutir si Francisco cree o no en lo que dijo. Lo importante, lo decisivo, es que gracias a sus palabras estamos en mejores condiciones para librar la batalla de ideas que convenza a todas las clases y capas oprimidas, a las principales víctimas del sistema, que hay que acabar con el capitalismo antes que ese infame sistema acabe con la humanidad y la Madre Tierra.

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Papa Francisco: Que no haya “ninguna familia sin vivienda, ningún campesino sin tierra, ningún trabajador sin derechos, ningún pueblo sin soberanía, ninguna persona sin dignidad, ningún niño sin infancia, ningún joven sin posibilidades, ningún anciano sin una venerable vejez”

“Alguno podrá decir, con derecho, que cuando el Papa habla del colonialismo se olvida de ciertas acciones de la Iglesia. Les digo, con pesar: se han cometido muchos y graves pecados contra los pueblos originarios de América en nombre de Dios”.

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Francisco pide perdón por crímenes de la Iglesia Católica

El Pontífice pidió a la Iglesia que se postre ante Dios e implore perdón por pecados

por Guiomara Calle / La Razón/  Santa Cruz

El papa Francisco pidió ayer “humildemente perdón” por las ofensas de la Iglesia Católica y por los crímenes contra los pueblos originarios, durante la denominada conquista a América. La actitud desató aplausos entre los participantes del II Encuentro Mundial de Movimientos Sociales y Populares.

“Alguno podrá decir, con derecho, que cuando el Papa habla del colonialismo se olvida de ciertas acciones de la Iglesia. Les digo, con pesar: se han cometido muchos y graves pecados contra los pueblos originarios de América en nombre de Dios. Lo han reconocido mis antecesores, lo ha dicho el Celam (Consejo Episcopal Latinoamericano) y también quiero decirlo yo”, expresó el Pontífice.Agregó que, al igual que San Juan Pablo II, él también pide que la Iglesia “se postre ante Dios e implore perdón por los pecados pasados y presentes”.

“Y quiero decirles, quiero ser muy claro, como lo fue san Juan Pablo II: pido humildemente perdón, no solo por las ofensas de la propia Iglesia sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América”, enfatizó.

Al concluir esas palabras comenzó una ola de aplausos de los delegados de sectores sociales reunidos en el II Encuentro Mundial de Movimientos Sociales, realizado del 7 al 9 de julio en la ciudad de Santa Cruz, para debatir sobre la Madre Tierra, techo, trabajo e integración de los pueblos. La intervención del Papa fue parte del cierre del evento.

“Francisco es diferente a otros papas, es espiritual y tiene una posición acorde a nuestra realidad, la realidad de los que más necesitamos ayuda: los pobres”, manifestó Víctor Lera, delegado de las federaciones de juntas vecinales de Santa Cruz.

El Santo Padre también pidió a todos, creyentes y no creyentes, que se acuerden de obispos, sacerdotes y laicos que predicaron y predican la buena noticia de Jesús y que en su paso por esta vida dejaron conmovedoras obras de promoción humana y de amor, muchas veces junto a los pueblos indígenas o acompañando a los propios movimientos populares.

“La Iglesia, sus hijos e hijas, son una parte de la identidad de los pueblos en Latinoamérica. Identidad que tanto aquí como en otros países algunos poderes se empeñan en borrar, tal vez porque nuestra fe es revolucionaria, porque nuestra fe desafía la tiranía del ídolo dinero”, mencionó el Papa. El líder de la Iglesia Católica llegó al país el miércoles y concluye hoy su visita con un encuentro con los reos de Palmasola, a las 09.30, y una reunión con los obispos de Bolivia, a las 11.00.

“A los hermanos y hermanas del movimiento indígena latinoamericano déjenme trasmitirle mi más hondo cariño y felicitarlos por buscar la conjunción de sus pueblos y culturas, eso que yo llamo poliedro, una forma de convivencia donde las partes conservan su identidad construyendo juntas una pluralidad que no atenta, sino que fortalece la unidad”, dijo Francisco.

Pidió expresar juntos, desde el corazón, para que no haya “ninguna familia sin vivienda, ningún campesino sin tierra, ningún trabajador sin derechos, ningún pueblo sin soberanía, ninguna persona sin dignidad, ningún niño sin infancia, ningún joven sin posibilidades, ningún anciano sin una venerable vejez”. “Sigan con su lucha y, por favor, cuiden mucho a la Madre Tierra”.

Durante su intervención, el primer Papa latinoamericano resaltó su buen humor y matizó sus dichos con frases directas y ocurrentes, que fueron saludadas por el auditorio con risas, aplausos y signos de aprobación. “Pido que recen por mí y si alguno de ustedes no puede, con todo respeto le pido que me piense bien y me mande buena onda”.

Acto. Evo Morales coloca el sombrero de sao al Santo Padre. Wara Vargas

Acto. Evo Morales coloca el sombrero de sao al Santo Padre. Wara Vargas

El papa de la región

Perfil

Jorge Mario Bergoglio nació en Buenos Aires, Argentina, el 17 de diciembre de 1936. Tras la renuncia al cargo de Benedicto XVI, fue elegido como Papa el 13 de marzo de 2013, en la quinta votación. El carisma, la humildad y la sencillez son características que le destacan sus cercanos.

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Tareas que encomienda el Papa

por Miriam Chávez

Poner la economía al servicio de los pueblos, unirlos en el camino de la paz y la justicia y defender a la Madre Tierra fueron las tres tareas fundamentales que el papa Francisco encomendó ayer a los bolivianos para alcanzar una mejor comunión y convivencia entre hermanos y pueblos.

“Queremos un cambio que se enriquezca con el trabajo mancomunado de los gobiernos, los movimientos populares y otras fuerzas sociales”, dijo el Santo Padre durante su discurso en el Segundo Congreso de Movimientos Populares realizado en la Fexpocruz, en el que también participó el jefe del Estado, Evo Morales.

Agregó que ni la Iglesia Católica ni él tienen la propuesta de soluciones a los problemas contemporáneos que atraviesan los pueblos y, al contrario, apuntó que “el futuro de la humanidad está fundamentalmente en manos de los pueblos”, que deben construir sus propios destinos.

Francisco, precisó que la tarea más importante de las tres es la defensa a la Madre Tierra. “ La casa común de todos nosotros está siendo saqueada, devastada, vejada impunemente. Yo les pido, en nombre de Dios, que la defiendan”. Al finalizar pidió a los fieles católicos no alejarse del camino del Creador.