EL JUICIO ILEGAL DE LA BURGUESÍA CONTRA ROUSSEFF

por Ricardo Robledo
Cambio/ Bolivia

En política no se suma como en las Matemáticas. Muchas veces el que gana pierde. Es decir cree ganar; sobre todo cuando el triunfo se logra a partir de la fuerza o del engaño; pues, llega el momento en que la población supera su estado de postración y confusión; entonces, actúa, haciendo avanzar a la historia como nunca, de un día para otro.

En América Latina, la izquierda ha sido demasiado benévola con la oligarquía, ha aprovechado los resquicios de la democracia burguesa y le ha respetado sus instituciones tratando de rescatar el contenido liberal que pregona desde sus argumentos fundacionales.

Pero los dueños del capital mundial y del orden económico se dieron cuenta de que sus discursos y estamentos democráticos dejaban grietas por donde han entrado propuestas de gobierno que quieren aplicar realmente las bases de los contratos sociales que enuncia el liberalismo: la libertad, la fraternidad y la igualdad.

Los burgueses en todo el mundo no han sido capaces de aceptar los resultados de su propia argumentación democrática. Los gobernantes de izquierda, así elegidos, han sido perseguidos, desprestigiados, enjuiciados, destituidos, asesinados, les bloquean sus programas. El ataque mediático es permanente y tenaz.

Ahora se aumenta la presión sobre Dilma Rousseff, en un juicio en el que 100 de los 367 diputados votantes en contra están investigados por corrupción. Llama también la atención aquellos que hablan con Dios y votan en su nombre. Se invoca lo sobrenatural para enjuiciar sin bases a una Presidenta que no ha cometido delito alguno ante la ley de su país; ningún otro delito que no sea luchar contra el neoliberalismo y sus consecuencias sobre el empobrecimiento de la población.

Las burguesías no aceptan las derrotas y desconocen los resultados en los que han perdido en franca y honesta lid el debate electoral; de esta forma deslegitiman sus instituciones y discursos democráticos y se vuelven ilegales a ojos vistos en el plano nacional, regional e internacional.

Señores periodistas latinoamericanos, ¿qué es lo que está en crisis? ¿La izquierda o el sistema capitalista?

En Venezuela, ahora quieren la amnistía para los implicados en acciones violentas contra la sociedad y la institucionalidad y que continúan las acciones de bloqueo a los planes del Gobierno popular.

CHILE La crisis política abrió las cloacas

En ese sector conviven amantes del neoliberalismo salvaje con nostálgicos de la dictadura

Alfredo Martirena

Alfredo Martirena

por Arturo Alejandro Muñoz
Politika


“El requisito para ser diputado o alcalde es ser ladrón y yo no lo soy” (Mario Sepúlveda, uno de los 33 mineros rescatados de mina San José).

El dato disponible es el que publicó recientemente la encuesta ADIMARK. No existen antecedentes distintos que refuten lo que esa encuesta informa. Los ‘distinguidos’ miembros del Senado cuentan con un rechazo en la opinión pública cercano al 79%, mientras los ‘honorables’ diputados son propietarios de un rechazo público que se empina en el 82%. ¿Quién dice más?

Hoy se da un fenómeno político inédito en nuestra Historia: existe una oposición ampliamente mayoritaria, pero lo curioso, que hace único al fenómeno, es que esa oposición lo es no sólo contra el oficialismo sino, también, contra la ‘oposición a ese oficialismo’.

En términos simples, una fuerte y creciente oposición a la gobernante Nueva Mayoría, a la Alianza, y a los colgajos de ambos bloques (Evopoli, Amplitud, MAS, PRI, etc.).

Si Ud. conversa con cualquier parlamentario de manera informal, aborde el tema y comprobará que el ‘honorable’ coincide en cuanto a la gravedad de la situación. Ni siquiera pondrá en tela de juicio que el nivel de desprestigio de los poderes del Estado conlleva un serio peligro de desestabilización del sistema político y además, por si fuese poco, la posibilidad del surgimiento de cacicazgos nacionalistas que suelen culminar de mala manera para el país y su gente.

No obstante, muchos parlamentarios y dirigentes políticos optan por el statu quo, por el inmovilismo… o como dicen los abogados, apuestan sus fichas a “no innovar”, pavimentando su propia ruta hacia nuevas corruptelas y traiciones. Si hasta ayer eran ‘caradura”, hoy son “caras pétreas”. La cloaca está abierta y nadan, orondos, en sus propios miasmas sin pudor alguno ni temor ante la crítica ciudadana: se la meten al bolsillo o se sientan en ella.

Coincido con lo escrito por el periodista alemán Michael Schmitz en la revista Der Spiegel: “Para la mayoría de la gente es algo sabido: Políticos y grandes empresarios son corruptos. Y, en efecto, encontramos claros indicios que justifican esa impresión”. Por cierto, en Chile los indicios son aún más voluminosos. Ahora resulta que ser delincuente – con o sin corbata – es un asunto de habitualidad, o de una especie de ‘oficio laboral’ rentable, para ciertos segmentos de la población.

carataz chile capitalismo fesch

Los parlamentarios han formalizado esa actividad convirtiéndola en oficio… y peor aún, en profesión cínicamente ‘válida’. Ejemplos sobran. Lo que hay de prensa avala lo anterior, otorgándole a la criminalidad (la de arriba y la de abajo) amplio espacio en sus noticieros centrales. Se ratifica así lo expresado por Michel Foucault en su libro “Las redes del poder”, con relación a la existencia de estados policiales administrados por políticos que, a su vez, están subordinados a los mega empresarios y a los coyotes financieros.

Dice Foucault: “La delincuencia tiene una cierta utilidad económica-política en las sociedades que conocemos. La utilidad mencionada podemos revelarla fácilmente: “cuanto más delincuentes existan más crímenes existirán, cuanto más crímenes haya más miedo tendrá la población, y cuanto más miedo haya en la población más aceptable y deseable se vuelve el sistema de control policial”. (…) “la existencia de ese pequeño peligro interno permanente es una de las condiciones de aceptabilidad de ese sistema de control, lo que explica por qué en los periódicos, en la radio, en la televisión, en todos los países del mundo sin ninguna excepción, se concede tanto espacio a la criminalidad como si se tratase de una novedad en cada nuevo día”.

Al respecto me permito una reflexión que, seguramente, es compartida más allá de mi círculo familiar. La mentada criminalidad se observa no sólo en corruptelas, robos y traiciones (especialidad de las dos principales cofradías políticas actuales), sino también en las declaraciones que hacen esos eméritos individuos, con una frescura de cutis que justifica la pésima imagen que dejan en la opinión pública.

Elena

Elena

He aquí algunas ‘perlas’ tomadas al azar, indicativas de cuán pobres son las argumentaciones utilizadas por algunos políticos – y otros famosillos del quehacer nacional – al dar explicaciones respecto de decisiones que comprometen el bienestar común.

“Si se despenaliza el aborto los más felices serán los violadores, ya que no habrá bebés para enjuiciarlos.” (una diputada UDI, de cuyo nombre no quiero acordarme, pues siento vergüenza ajena).

“El aborto terapéutico es un “control de calidad a la raza humana.” (Jacqueline Van Rysselberghe).

“Quemaría al 26% que – según encuesta Adimark – apoya a M.Bachelet.” (tuit de Rodolfo Garraud S., Consejero de Evópoli).

“Cómo esa negra tatuada va a ser candidata nuestra.” (diputada María José Hoffmann refiriéndose a Lily Zúñiga, periodista que fuera jefa de prensa de la UDI).

“Si se hubiera aprobado la idea de legislar sobre un proyecto de ley que reintrodujera la esclavitud en nuestra patria, habría sido menos lesivo para el Estado de Derecho que la aprobación de la idea de legislar sobre un proyecto de ley que aprueba el aborto, entendido como acción que se propone interrumpir el embarazo.” (Felipe Bacarreza Rodríguez, obispo de Los Ángeles).

“Solicito rendirle honores en sus exequias; es lo que corresponde. Se hará de acuerdo a toda nuestra legislación. No es lo que a mí me guste o no me guste. Así de claro. Ni más ni menos.” (diputado Jorge Ulloa, solicitandole al ejército rendirle honores al filo genocida Manuel ‘Mamo’ Contreras, condenado a más de 500 años de cárcel, cuando fallezca.

Pero, a mi juicio, la guinda de la torta la puso un individuo que no es político profesional… aunque no está lejos: se trata de un abogado. No un leguleyo cualquiera, es Decano de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica:

“La lluvia es clamor del cielo por los inocentes que morirán si se consolida legalización del aborto.” (Tuit de Carlos Frontaura, decano de la Facultad de Derecho de la PUC, aprovechando un frente de mal tiempo que afectó a la zona central).

En resumidas cuentas, el intento de Michelle Bachelet – aunque tibio y vacilante – por llevar a cabo su programa de gobierno en determinadas materias, desató las iras del sector neofascista de nuestra sociedad.

Ese que en 1988-89-90 se vio obligado a “casarse con la democracia sin amarla, ni haberla amado jamás”: en ese sector conviven amantes del neoliberalismo salvaje con nostálgicos de la dictadura, y allí pululan variopintos feligreses de algunas iglesias, desde la evangélica (la del pastor Soto) a la católica vaticana (la de Karadima, Medina y Ezzati).

Parafraseando el viejo refrán, cuando a la casa de la política entra la crisis por la puerta, de inmediato escapa la dignidad por una de las ventanas. Pero, en el caso que nos ocupa (el caso chileno), la dignidad de los políticos huye en voluntariosa procura de vestimentas acordes a su nuevo estado de cinismo y contumacia.

.

Sostiene Francisco

por Atilio A. Boron

Talal Nayer

Talal Nayer

Después del discurso de Francisco ante el Encuentro de Movimientos Sociales no tardaron en surgir voces advirtiendo que sus palabras no debían tomarse en serio habida cuenta de la larga historia de la Iglesia como guardiana del orden capitalista y responsable de incontables crímenes. Se imponía la incredulidad e, inclusive, una vigilancia militante para evitar que el mensaje papal frustrase el ansiado desarrollo de la conciencia crítica de los pueblos oprimidos.

Discrepo de esas opiniones. Es más: creo que éste no es un tema que debería preocuparnos. Desde el punto de vista de la construcción de un bloque histórico anticapitalista – aunque no desde la abstracción de un juicio ético – el hecho de que Francisco crea o no en su propio discurso es irrelevante y no tiene sentido discutir aquí. Lo que sí interesa es que esas palabras fueron vertidas en una importante reunión de líderes y dirigentes sociales latinoamericanos y que alcanzaron de inmediato una impresionante resonancia mundial.

Que el Papa diga que el capitalismo es un sistema agotado, que ya no se lo aguanta más, que el ajuste siempre se hace a costa de los pobres, que no existe tal cosa como el derrame de la riqueza de la copa de los ricos, que destruye la casa común y condena a la Madre Tierra, que los monopolios son una desgracia, que el capital y el dinero son “el estiércol del demonio”, que se debe velar por el futuro de la Patria Grande y estar en guardia ante las viejas y nuevas formas de colonialismo, entre tantas otras afirmaciones, tiene efectos políticos objetivamente de izquierda que son de una importancia extraordinaria.

Claro, todo esto ya lo habían dicho Fidel, el Che, Camilo, Evo, Correa, Chávez y tantos otros en la teología de la liberación y el pensamiento crítico de Nuestra América. Pero sus juicios eran siempre puestos bajo sospecha y toda la industria cultural del capitalismo se abalanzaba sobre ellos para burlarse de sus certidumbres, descalificándolas como productos de un anacrónico radicalismo decimonónico.

Los tecnócratas al servicio del capital y los “biempensantes” posmodernos decían que aquellos nostálgicos no comprendían que los tiempos del Manifiesto Comunista habían pasado, que la revolución era una peligrosa ilusión sin porvenir, y que el capitalismo había triunfado inapelablemente. Pero ahora resulta que quien lo cuestiona radicalmente, con un lenguaje llano y rotundo, es Francisco y entonces ese discurso adquiere una súbita e inédita legitimidad, y su impacto sobre la conciencia popular es incomparablemente mayor. Con sus palabras se abrió, por primera vez en mucho tiempo, un espacio enorme para avanzar en la construcción de un discurso anticapitalista con arraigo de masas, algo que hasta ahora había sido una empresa destinada a ser neutralizada por la ideología dominante que difundía la creencia de que el capitalismo era la única forma sensata – ¡y posible! – de organización económica y social. Ya no más.

El histórico discurso de Francisco en Bolivia instaló en el imaginario público la idea de que el capitalismo es un sistema inhumano, injusto, predatorio, que debe ser superado mediante un cambio estructural y que, por eso, no hay que temerle a la palabra revolución. Dejemos que filósofos, teólogos y psicólogos se entretengan en discutir si Francisco cree o no en lo que dijo. Lo importante, lo decisivo, es que gracias a sus palabras estamos en mejores condiciones para librar la batalla de ideas que convenza a todas las clases y capas oprimidas, a las principales víctimas del sistema, que hay que acabar con el capitalismo antes que ese infame sistema acabe con la humanidad y la Madre Tierra.

.

L’οχι grec ou le retour du peuple en Europe

lefigaro.750

Par Alexis Feertchak/ Figaro

Ce dimanche, à l’occasion du référendum en Grèce où les sondages donnaient le «oui» et le «non» au coude-à-coude, les partisans du «non» l’ont emporté à une écrasante majorité (plus de 61%).

OXI referendo grécia

En avril 2012, Georges Moustaki éructait dans le Huffington Post: «J’espère que la Grèce va foutre le bordel. Ma sympathie va à cette attitude de contestation parce que ce n’est pas le peuple qui a créé la crise. Or, on lui fait en porter le poids. Finalement, c’est lui qui a le sens civique le plus développé, pas ceux qui veulent se conformer aux directives bruxelloises. Que le gouvernement grec ouvre grand ses yeux et ses oreilles».
.
De façon posthume, le pâtre grec, qui s’est éteint l’année suivante, a été écouté: le Premier ministre Alexis Tsipras, dans un geste tout gaullien, a décidé de laisser le dernier mot au peuple et de remettre ainsi son mandat en jeu. Pari gagné largement, malgré les pressions européennes et médiatiques pour empêcher la victoire du «non», mais à quel prix?
.
Le masque des institutions européennes tombe lourdement


L’ «οχι» grec de ce 5 juillet, lointain écho des «non» français et hollandais de 2005, force aujourd’hui l’Union européenne – et spécialement sa composante qu’est l’Union économique et monétaire de la zone euro – à révéler le rapport politique sous lequel elle entend placer les peuples et les nations d’Europe. Et une fois le masque tombé, le visage de l’Union n’est pas beau à voir. C’est le grand mérite d’Alexis Tsipras et de son ministre Yanis Varoufakis d’avoir forcé l’Eurogroupe – l’embryon de gouvernement de la Zone Euro – à dévoiler son fonctionnement au grand jour, loin des réunions informelles et feutrées auxquelles ce club ministériel était habitué. Cette révélation du vrai visage des institutions européennes est sans conteste l’une des premières leçons à retenir du référendum grec.
.

Les Grecs, eux, ont consacré le fait que ce sont les peuples qui ont le dernier mot, et non les traités européens, qui valent tant que les peuples leur accordent leur onction.
.

Le référendum, que le gouvernement Papandréou n’avait pas eu le courage de mener jusqu’à son terme en 2011, rappelle aussi aux zélotes de la Troïka européenne que la souveraineté appartient aux peuples, qu’elle ne saurait devenir «limitée» comme aux temps soviétiques de Léonid Brejnev. A ce titre, il faut bien mesurer que les Grecs ont donné l’estocade à Jean-Claude Juncker, qui avait déclaré sans sourciller qu’ «il ne pouvait y avoir de choix démocratique contre les traités». L’ancien Premier ministre luxembourgeois, aujourd’hui président de la Commission européenne, découvre ce 5 juillet 2015 que certains pays ne sont pas seulement peuplés de banquiers. Les Grecs, eux, ont consacré le fait que ce sont les peuples qui ont le dernier mot, et non les traités européens, qui valent tant que les peuples leur accordent leur onction.
.
Le 3 août 1968, à Bratislava, lors d’une réunion du Pacte de Varsovie, le premier secrétaire du Parti communiste de l’Union soviétique introduisait par les mots qui suivent la «doctrine Brejnev» de la souveraineté limitée: «Chaque parti communiste est libre d’appliquer les principes du marxisme-léninisme et du socialisme dans son pays, mais il n’est pas libre de s’écarter de ces principes s’il entend rester un parti communiste. […] L’affaiblissement d’un maillon quelconque du système socialiste mondial affecte directement tous les pays socialistes, et ils ne sauraient y rester indifférents». Il fallut attendre 1988 pour que Mikhaïl Gorbatchev déclare que «la liberté de choix est un principe universel».
.
Certes, les chars n’ont pas été envoyés à Athènes pour faire respecter la règle d’or budgétaire comme à Varsovie en 1968. Mais ces quelques lignes de Brejnev, si l’on se place, non à l’échelle du contenu idéologique, mais à celle de la structure de l’organisation décrite, sont du Jean-Claude Juncker dans le texte, lequel pourrait très bien déclarer: «Chaque Etat membre est libre d’appliquer les principes du droit de l’Union européenne dans son pays, mais il n’est pas libre de s’écarter de ces principes s’il entend rester un Etat membre. […] L’affaiblissement d’un maillon quelconque du système européen affecte directement tous les pays européens, et ils ne sauraient y rester indifférents». On voit bien les dérives possibles d’un tel discours dès lors que les principes européens s’appliquent erga omnes sans que les peuples souverains ne puissent rien y redire.
.
Par leur vote, les Grecs ont révélé au grand jour l’aberration d’une telle conception de l’Europe, non soluble dans la démocratie et nécessairement autoritaire à l’égard des parties qui la composent, les Etats membres.

.
Une victoire à la Pyrrhus pour la Grèce?
.
D’aucuns considèrent déjà que ce succès du gouvernement d’Alexis Tsipras n’est qu’une victoire à la Pyrrhus pour la Grèce, que, par l’expression de sa colère, elle vient en réalité de s’expulser elle-même de la zone euro et de se tirer une balle dans le pied.
.
Pourtant, dans la mesure où les traités sont muets sur ce point, personne ne peut en principe forcer la Grèce à quitter la zone euro ; elle seule peut décider souverainement d’une telle sortie. Lors, pourquoi a-t-on répété depuis une semaine que, alors même que le gouvernement et le peuple grecs ne le souhaitaient pas, un vote négatif entraînerait inévitablement un Grexit?
.
Il faut bien comprendre qu’il s’agirait d’un Grexit de facto et non de jure – en tout cas tant que la Grèce ne le décidera pas d’elle-même. Comme Jacques Sapir ou d’autres économistes l’ont bien expliqué, d’une part, en renvoyant illégalement Yanis Varoufakis de l’Eurogroupe, la Grèce a été de fait suspendue de son appartenance à la zone euro. D’autre part, la Banque centrale européenne tient le robinet des liquidités de la zone euro via les prêts ELA qu’elle accorde aux banques: si elle coupe le robinet, ce qu’elle fait déjà en partie, les Grecs n’auront plus de liquidités et n’auront d’autre choix que de créer une nouvelle monnaie, parallèle, pour assurer ses besoins monétaires. C’est par ce dernier élément que la Grèce, si la Banque centrale européenne le voulait, pourrait être entrainée plus ou moins brutalement vers un grexit.
.
Dans une tribune au magazine Forbes, Frances Coppola a très justement analysé les enjeux politiques d’un tel Grexit: en réalité, dans la mesure où la BCE restreint ses prêts ELA aux banques hellènes, tout se passe comme si la Grèce utilisait aujourd’hui l’euro comme une «monnaie étrangère» et non comme une «monnaie souveraine». Pis, dans la mesure où la souveraineté monétaire appartient exclusivement à la BCE, en réalité l’ensemble des pays membres de la zone euro utilisent ce dernier comme une monnaie étrangère. Ce que la crise grecque ajoute – et qui fait bien penser à un coup d’Etat financier – c’est que la BCE gère aujourd’hui les liquidités d’un pays membre de l’euro, non en fonction des besoins de ce dernier, mais parce qu’elle n’apprécie pas la politique économique dudit pays. C’est probablement la première fois qu’une telle chose se passe aussi ouvertement au sein d’une union monétaire. L’éditorialiste financière précise bien que le Grexit n’est pas «un événement, mais un processus», qu’il est d’ores et déjà engagé et que le référendum ne fait en somme que l’accélérer.
.
Dès lors, le référendum n’est pas une victoire à la Pyrrhus pour les Grecs: au contraire, là encore, il a la vertu de mettre en lumière les agissements économiquement violents et politiquement douteux de l’union économique et monétaire, la zone euro, telle qu’elle fonctionne aujourd’hui. Les Grecs avaient le choix entre souffrir sous tutelle et souffrir librement: le bon sens s’est exprimé. Si les prochaines années seront rudes, elles l’auraient été dans tous les cas.
.
L’ «οχι» grec, une opportunité pour l’Europe

.
Le pari d’Alexis Tsipras repose maintenant sur la réaction des institutions européennes et surtout de l’Allemagne face à l’ «οχι» lancé d’Athènes. Vont-ils acter définitivement la poursuite du Grexit, affermir encore la politique de la BCE et expulser manu militari la Grèce hors de l’Europe? Dans cette partie d’échec, le Premier ministre grec peut compter sur le soutien moral du pape François et surtout sur celui de Barack Obama, plus pratique, qui craint légitimement que la Grèce, sortie de l’euro, ne se jette dans les bras des BRICS, en particulier de la Russie et de la Chine.
.
Jusque-là, en revanche, il n’a pas pu compter sur le soutien du président François Hollande, dont le mutisme, entrecoupé de propos rassurants sitôt contredits par les faits, est pour le moins inquiétant. C’est bien dommage, d’autant que François Hollande, en 2012, en souhaitant renégocier le Pacte budgétaire européen (TSCG) n’était pas dans une logique si éloignée de celle d’Alexis Tsipras, modulo la différence objective de situation économique entre la Grèce et la France. Mais depuis le discours du Bourget, les élans hollandiens ont perdu en intensité.
.
En un sens, la Grèce, dont la dette publique atteint 170% de son PIB, est un peu à l’avant-garde des pays européens et elle éclaire surtout ce qui pourrait advenir pour eux demain. Quand ces pays, dont la France, seront sous la coupe de la Troïka et de ses méthodes musclées, les gouvernements changeront peut-être d’avis sur ce «populiste» de Tsipras et lui envieront in petto son courage et sa droiture.
.
Au fond, même le FMI l’avoue à mi-mot aujourd’hui, sans aller jusqu’à «annuler la dette grecque» dans sa totalité comme le prône l’économiste hétérodoxe Steve Keen, il faudra bien a minima la restructurer en profondeur.
.
Mais la chancelière Angela Merkel et son ministre Schaüble mettent leur strict véto à une telle hypothèse. Ils l’ont encore dit derechef après les résultats de la victoire d’ «οχι»: les négociations ont peu de chance de reprendre. C’est pourtant en s’opposant à cette absurde rigueur germanique, condamnée aujourd’hui par les économistes de toutes origines, que la France pourrait jouer un rôle historique en mettant au calendrier du Conseil européen le projet d’une restructuration concertée, non pas seulement de la dette grecque, mais de l’ensemble des dettes souveraines de la zone euro.
Ceci d’autant plus que la perspective d’un Brexit (cette fois-ci la sortie de la Grande-Bretagne de l’Union européenne) est l’occasion inespérée de soutenir le Premier ministre britannique David Cameron dans sa volonté de renégocier l’ensemble des traités européens, de les alléger et de réduire enfin le déficit démocratique grandissant d’une Europe qui ne tient plus compte de la souveraineté de ses peuples.
.

N’est-ce pas finalement la grande vertu du référendum du 5 juillet et de l’ « οχι » grec que de signer en Europe le retour des peuples et des passions démocratiques?
.

Bien des commentateurs ont voulu faire de la Grèce une simple affaire de gros sous entre des créanciers spoliés et des paresseux inaptes à rembourser leurs dettes ; combien se sont moqués d’Alexis Tsipras en prédisant qu’il se plierait dès les premiers jours aux injonctions européennes, comme l’avaient fait ses prédécesseurs. Dans De l’esprit des lois, Montesquieu écrivait que «les politiques grecs, qui vivaient dans le gouvernement populaire, ne reconnaissaient d’autre force qui pût le soutenir, que celle de la vertu. Ceux d’aujourd’hui ne nous parlent que de manufactures, de commerce, de finances, de richesses».
.
N’est-ce pas finalement la grande vertu du référendum du 5 juillet et de l’ «οχι» grec que de signer en Europe le retour des peuples et des passions démocratiques? A bien y regarder, le «bordel foutu par la Grèce», pour reprendre l’espoir de Georges Moustaki, pourrait être une occasion inespérée pour l’Europe. Malheureusement, si Alexis Tsipras a su mener jusqu’au bout son élan gaullien, il faudrait que la France fût capable d’un geste analogue pour rééquilibrer le couple franco-allemand. L’espoir est ténu.