Pese a la agotadora agenda que desarrolló durante ocho días por tierras latinoamericanas Jorge Bergoglio, el papa Francisco, todavía tuvo ánimos para mostrarse bromista en la conferencia de prensa que brindó en el avión que lo llevaba a Roma, apenas unos minutos después de despegar del aeropuerto Silvio Pettirossi de Asunción.

El papa Francisco llegó al aeropuerto romano de Ciampino de regreso del viaje que comenzó el pasado 5 de julio y que le llevó de gira por Ecuador, Bolivia y Paraguay. | Foto: EFE
por Luis Bareiro/ Vuelo papal, desde Roma
Cuando se le preguntó cómo hacía para tener fuerzas aún, Bergoglio, con una carcajada explosiva preguntó: “Ah, ¿quieren saber cuál es la droga?”, lo que por supuesto desató una risotada general entre los periodistas, convirtiendo la conferencia en una charla informal entre agotados compañeros de viaje. Aunque, por supuesto, no reveló su secreto.
Conviene recordar que en apenas una semana, Bergoglio, de 78 años, hizo un periplo pasando del fresco de la ciudad de Quito a un calor de 35 grados en Guayaquil y un sol que se precipitaba verticalmente sobre las cabeza de los fieles, a una temperatura de 4 o 5 grados, y unos vientos glaciares que bajaban de los altos picos nevados en la Paz y en El Alto, el aeropuerto boliviano montado a más de cuatro mil metros sobre el nivel del mar.
Completó la jornada con una ventosa Santacruz de la Sierra y un calor húmedo en Paraguay, ajenos a las previsiones de frío que traía la comitiva del Santo Padre de la Iglesia católica. En cada país mantuvo hasta cinco eventos por día, iniciando cada jornada a las cuatro y media de la mañana.
El Guaraní. Aparentemente, Francisco quedó encantado con la lengua que hace del paraguayo un ciudadano singular. Cuando le explicaron que la ronda de preguntas sería una por país visitado y otra por idiomas, dijo muy serio: “Bueno, empecemos con el guaraní”. Y cuando quien preguntó fue el periodista del sector de los italo-parlantes, volvió a insistir en que la respuesta la quería dar en guaraní.
En otro momento de la conversación, Bergoglio habló de la necesidad de saber interpretar los discursos, respetando el contexto total de lo que se expone y el momento y el lugar donde se desarrolla. Dijo que a veces una frase puede ser el corazón del discurso y a veces solo un agregado.
Un agotado pero siempre sonriente Jorge Bergoglio saludó por última vez y se metió tras la cortina de la zona de protección de Alitalia y ya no lo volvimos a ver, pero su carcajada final todavía retumbaba en la cabina. Se fue con su secreto. ¿Cuál será la droga?
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fue con su secreto. ¿Cuál será la droga?